Salud mental y enfermedades terminales
- analavin1
- 11 ago 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 30 sept 2020

(...)"Ana se recuperó el tiempo suficiente para ser bautizada, confesarse y tomar la comunión.
La breve mejoría fue, creo hoy, un pequeño milagro.
Nunca podré agradecerle del todo al doctor Laurenti el haberme dado la clave que yo no lograba encontrar, el hallazgo de aquel camino subacuático de tortugas que le permitió a Ana partir en gracia con el Señor.
Como ya expliqué, temía particularmente el momento de la confesión y, para afrontarlo, se preparó a conciencia: Me propuso nuevas dudas e interrogantes sobre la naturaleza del más allá y el pecado. El día previo a la confesión, le recomendé que reflexionara, que examinara a todos los chicos: decir malas palabras no es pecado, sino mala educación. Pero ella, aún unas horas previas a la confesión, seguía más interesada en determinar cuán grave podía llegar a ser una mentira o que castigo correspondía a un simulador, que en esos otros errores más comunes e inocentes en los que suelen recaer los niños.
El momento de la confesión lo recuerdo bien.
Me presenté en la habitación a las tres de la tarde, en punto, como habíamos dejado estipulado previamente, y los integrantes de la familia fueron abandonado el cuarto uno a uno, algunos muy serios, abstraídos, y otros con una leve sonrisa en los labios. La puerta se cerró a mis espaldas y avancé hacia la cama: Le pregunté a Ana si estaba lista y asintió con un movimiento de cabeza.
Tanto para mí como para ella, fue un momento muy especial y emocionante. Solo diré que recién entonces comprendí la obsesión de todo, aquella preocupación constante por Alicia, la tortuga decapitada en el jardín. Y sobre esto no agregué nada más, pues estaría faltando al voto de silencio.
El día de la comunión organizamos una fiestita en la capilla, a la cual asistieron sus familiares ( su padre también), algunas enfermeras, la doctora Estevez y Clara. Había una torta y Ana quiso llevar la pecera con las tortugas , que ahora - para desesperación de Florita -, eran tres, porque su tía le había llevado otra como regalo de comunión. (...)
(...) Durante los últimos días, a pesar de su estado de debilidad, esperaba que yo pasara a verla y me pedía que la sacara a pasear por el jardín. La sacábamos en su silla de ruedas(...) Seguimos avanzando por los senderos, bajo la sombra de los plátanos (...) Ana se tomaba su tiempo. (...) y así las fuimos liberando en distintos lugares del jardín.
Fragmento de un cuento publicado en el libro " Permiso para morir".
Las necesidades de la población con enfermedades terminales pueden ser muy variadas, siendo esta variabilidad algo a tener en cuenta en cada caso tratado.
A nivel psicológico, lo que hay que trabajar con el paciente es la percepción de falta de control: es habitual que la persona en estado terminal se perciba como incapaz de afrontar la amenaza que le supone el enfermedad y los síntomas que padece, y que se vea a sí mismo como un inútil. Será necesario reestructurar este tipo de creencias y aumentar su sensación de control sobre la situación. Otro aspecto a trabajar es la existencia de posible sintomatología ansiosa o depresiva. Si bien es lógico que en tales circunstancias aparezcan tristeza y ansiedad, hay que tratar esta sintomatología para evitar que puedan generar mala calidad en la vida y vayan más allá de lo adaptativo. También es necesario tener en cuenta que en algunos casos pueden aparecer intentos de suicidio.
Asimismo, que la persona pueda expresar sus emociones y pensamientos es fundamental, siendo muy frecuente que no se atreva a confesar sus miedos y dudas con nadie o con su entorno cercano debido a la voluntad de no causar preocupación o de no ser una carga.
También la información sobre la situación y lo que puede pasar (por ejemplo el dolor o lo que puede pasar con sus familias tras su muerte) suele ser un tema complicado y algo que puede inquietar a los pacientes. Sin embargo, no todos los pacientes quieren saberlo todo: deben tenerse en cuenta sus deseos en este sentido.
Si el paciente tiene creencias religiosas y ello le proporciona paz, puede ser importante contactar con alguna autoridad, clérigo o guía espiritual que pueda trabajar ese aspecto tan relevante para la aceptación del futuro deceso. La resolución de problemas y el manejo de la comunicación y emociones pueden ser gran utilidad.
Es muy importante trabajar toda esta problemática en conjunto con la familia, la que también necesitara ayuda y contención psicológica a la hora de afrontar la pérdida.
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