La NEGACIÓN como defensa
- analavin1
- 22 sept 2020
- 2 Min. de lectura
¿ Qué son los mecanismos se defensa?
Se los puede definir como a aquellos procesos internos o inconscientes que se encargan de disminuir las consecuencias negativas generadas por eventos traumáticos, de tal manera que el individuo pueda continuar funcionando como lo venia haciendo hasta ese momento. Por lo tanto, estos procesos intentan mantener el balance emocional. También reciben el nombre de estrategias de afrontamiento, pero hay que tener en cuenta que estas no se desarrollan de manera consciente sino de forma automática, y procuran siempre actuar como mecanismo de protección. Tienen por objeto la intención de minimizar el impacto psicológico de ciertas situaciones.
La represión es uno de ellos. Por medio de esta, bloqueamos inconscientemente deseos, pensamientos o experiencias amenazadores para impedir que lleguen a la conciencia; la racionalización, que consiste en ocultar las verdaderas motivaciones de los propios pensamientos, acciones o sentimientos a través de la elaboración de explicaciones tranquilizadoras, pero incorrectas; o la proyección, en la que se atribuyen de manera falsa los propios sentimientos, impulsos o pensamientos inaceptables a otra persona (p.ej; tenerle antipatía a alguien, pero pensar que es este quién quiere hacernos daño). Todos ellos surgen de manera automática, son inconscientes y su objetivo es, ante los diferentes conflictos psicológicos, reducir la ansiedad y el malestar ante agentes estresantes internos y/o externos.
¿A que nos referimos cuando hablamos de negación?
Este proceso es el mecanismo mediante el cual la persona rechaza reconocer algún aspecto doloroso de la realidad externa o de la experiencia subjetiva que es aparente para los otros. Es decir, consiste en enfrentarse a los conflictos negando su relevancia o incluso su existencia, de tal manera que se evitan o rechazan aspectos de la realidad considerados desagradables. Una de las situaciones más significativas para definir este concepto, es el duelo tras la pérdida de un ser querido. Ante este acontecimiento, las personas pasamos por una serie de fases, en las que está incluida, y casi siempre se encuentra en primer lugar, la negación. En este sentido, el impacto emocional provocado por el evento provoca la no asimilación de lo que ha sucedido, evitando aceptar la realidad y bloqueando de esta manera el dolor asociado. Si un individuo se encuentra transitando un proceso como este muy probablemente no pueda darse cuenta por sí mismo. Es allí donde el consejo de alguien cercano lo pueda encaminar a la consulta con un profesional de la salud que seguramente lo podrá conducir por medio de un tratamiento a la resolución del problema.

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